martes, 31 de agosto de 2010

El laberinto

La vida, es un laberinto de caminos cambiantes. Un instante basta, con un segundo en el que no mires todo se habrá movido, y ya nada será igual que cuando aun vigilabas. El día sustituye a la noche al alba y en el crepúsculo la Luna se merienda al Sol. Un día estás enamorado y al día siguiente todo se acabó, y ya no tienes nada. Sales de tu casa con dinero en el bolsillo y un atracador te lo quita todo, y ya está, no hay más. No puedes hacer nada. Un laberinto, pero un laberinto que tarda en resolverse toda una vida. Puedes hacer trampa, pagarte un jet privado y sobrevolarlo para encontrar el camino más fácil. Puedes hacer un agujero através de los setos y llegar antes que nadie. Puedes rendirte a medias y abandonarte sin más. O puedes caminar, sin un rumbo fijo, dejando que el corazón te guíe por las callejas del destino, torciendo en cada curva sin saber que encontrarás detrás, solo con la esperanza de que algún día llegarás al final. Ese final que es el mismo para todos, para los buenos y para los malos.


Monstruos horripilantes protegen el laberinto, dudas de diez cabezas, miedos con garras afiladas y dolor con una lengua bífida que te arrancará el corazón millones de veces. Pero en este laberinto habitan también las más bellas criaturas, amistad con alas de ángel, familia con suave piel que abrazar y amor… El amor. La más extraña de las aventuras de la vida. Ese ser que hace que todo sea tan bello, tan sencillo. Hace que sientas que tienes un mundo solo para ti, y que eres el mundo para alguien. Esa criatura de las tinieblas que salió a flote en un mar de lágrimas, que hace tan feliz como desdichado. Sin duda alguna la bestia más maravillosa del laberinto, la que más cuesta abandonar en los recodos del camino. La que más se tarda en olvidar, la que más se echa de menos y la que más se odia cuando el dolor la sustituye.

Caminos cambiantes, caminos con vida propia. Ellos deciden a donde vas, ellos eligen por ti. La libertad es un mito, todos somos esclavos de nosotros mismos.

Un día llegaremos al final del laberinto. Todos lo haremos, antes o después, pues nada es infinito salvo el universo y la estupidez humana, como dijo un sabio hace algún tiempo. Y entonces seremos libres. Entonces no seremos víctimas del destino. Entonces la negrura nos tragará y ya no habrá mañana. Solo una nada profunda. Y etéreos vagaremos por la eternidad como nubes sobrevuelan el laberinto, sumergidas en un cielo sin límites.

domingo, 29 de agosto de 2010

Me presento


Anoche estaba pensando, antes de irme a dormir, en la cantidad de ideas que se quedan encerradas en las paredes de nuestra mente. Teorías perfectas o ideas sin igual, maravillas que solo pueden surgir de la mente humana, y ahí se quedan, encarceladas en esos laberintos de neuronas que pueblan nuestra cabeza. Anoche decidí finalmente que trataría de reflejar todas estas ideas, unas mejores que otras, algunas incluso estúpidas, pero al fin y al cabo, nunca hay que dejarlas escapar, pues nunca sabes si algún loco querrá escucharlas, entenderlas y apoyarlas. Hoy estoy sentada frente a la pantalla del ordenador, con música que me envuelve y los segundos corriendo a mi alrededor. Se me ocurren millones de cosas de las que quiero hablar aquí; música, sociedad, noticias, pintura, deportes, actualidad, teorías, filosofía. Desde mis 15 años de experiencia, no muchos, pero tampoco pocos hablaré de mi interior, de mi exterior y de todo aquello que me rodea, buscando siempre formar en palabras mis ideas. En esta etapa de mi vida aun estoy formandome, tomando de aquí y de allá distintas opiniones e historias que analizo en mi cerebro y a las que voy dando forma, por lo que me disculpo anticipadamente por si en algún momento no soy clara, o me contradigo a mi misma, pues no estoy segura todavía de mi opinión sobre el mundo.
En fin, me presento como una persona que observa a su alrededor, escucha y piensa. Saco conclusiones e intento darles un sentido en mi mente. Quiero con esto sacarlas de ese cajón oscuro que sujeto con los hombros. Solo eso, una espectadora de la realidad.
Nos vemos en otro momento, cuando la inspiración fluya por mi y tenga un ordenador a mano.